La situación en la que vivimos hoy es el resultado de las decisiones que tomamos en años pasados. Al preguntarle a los clientes cómo se ven en 5, 10 o 20 años, me sorprende su respuesta cuando me dicen que nunca habían pensado en eso, y en el caso de los clientes jóvenes piensan que “falta mucho” por lo que prefieren vivir día a día. No tener un plan es ser el capitán de un barco navegando en un mar de incertidumbre, para lo cual preguntaría: ¿A dónde esperas llegar? Si nunca planeaste el destino.
El costo de esperar no se percibe de un día a otro, tampoco en meses, la “factura” tarde o temprano va a llegar, y cuándo eso suceda tenemos que estar preparados, en salud, en tener estabilidad financiera o incluso en incrementar nuestros activos, y todo esto es nuestra responsabilidad, no de nuestros papas, no de nuestros hijos y no del gobierno.
Empecemos con un ejemplo básico: el hábito del ejercicio y buena alimentación se adquiere con disciplina y perseverancia, sin embargo, empezar con un buen hábito es mucho más difícil que con uno malo, es decir, que levantarnos más temprano para hacer ejercicio y prepararnos alimentos saludables es más “difícil” que levantarnos a última hora y comer cualquier cosa rápida que nos llene el estómago. Si decidimos ir por el camino “fácil” un día, una semana, incluso meses no pasará nada, incluso podremos aplicar la típica frase “en el próximo año mi propósito será cuidar mi salud” y así pasarán los años, ¿Cuál será el costo de esperar?
Las enfermedades más comunes en México son las enfermedades del corazón, diabetes y cáncer, el costo por año puede llegar a 3mdp anuales, hoy el IMSS sufre un desabasto importante de medicamentos en todas sus unidades y los hospitales privados son un lujo para la gran parte de la población. El costo de esperar puede ser altísimo económicamente hablando, pero ¿qué pasa cuando ya estamos al limite entre la vida y la muerte? Es entonces cuando seguro pensaremos “como no me cuide antes, pude prevenir todo esto”.
Si utilizamos el ejemplo anterior en otros aspectos importantes de nuestra vida, como tener un seguro de gastos médicos mayores privado para tener un respaldo en accidentes o enfermedades entonces el costo será muy alto. Si no tenemos el hábito de ahorrar e invertir entonces seguiremos en “la carrera de la rata” corriendo sin parar y sin poder salir de ella, como dice Kiyosaki en su famoso libro “Padre Rico, Padre Pobre”.
En México y América Latina carecemos de educación financiera, también nos hace falta ser más conscientes en temas de salud, entender que no tenemos la vida comprada y que si nos sucede algo puede desestabilizar nuestras finanzas, la calidad de vida de nuestra familia y por ende pagar un costo muy alto, tal vez un costo fuera de nuestro alcance.
Hoy a mucha gente de la tercera edad les están llegando las facturas, algunas impagables y otras muy “costosas”. ¿Qué hicieron ellos por su futuro? ¿Qué estás haciendo por tu futuro?
Sergio Martínez
Socio Director en DiMa Consulting / División Patrimonial
